domingo, 14 de diciembre de 2008

Novela aún sin titulo. Capítulo III: ¿Creo Que Me Volví Esquizofrénico?

— ¿Estás bien? Creo que deberíamos llamar a su amiga… Sí, a Milca.

¡No, no! Solo te quiero a ti, solo a ti. Maldición, ¿tan estúpido te parezco? Ella está rebosando de felicidad junto a Mike y no quiero quitarle más tiempo del poco e insignificante que disponen. Veo a Milca acercarse, pero al igual que cuando leía Amanecer, mi mirada la aterró como quien hubiera visto a un fantasma, un fantasma que por vez primera desde su muerte —exactamente hace cuatro años— había recordado como soñar y sentía su putrefacto corazón latir una vez más. Unas veces más.

—Lo siento. Soy un poco —bastante— tarado —imbécil— cuando conozco a alguien que… que no conocía antes. Tú sabes, a una desconocida.

Mi comentario por alguna razón le hizo gracia, y lo peor de todo es que esa no era mi intención. Yo sólo trataba de ordenar mis pensamientos a la medida de lo posible para poder disculparme por mi lapsus homosexualus brutus que había llamado, afortunadamente, sólo la atención de Maricel y Flora. Me miró y creí haber visto al chocolate derritiéndose en sus irises.

— ¿Y tú que hacías dentro del programa en tu grado? — ¡gracias Dios! Esta es la oportunidad perfecta para desplegar todo mi ingenio y sutileza, me pregunto si aún sabré conquistar a una fémina— Dudo que hayas sido un empleado más. Tienes una pinta bastante intelectual, ¿o me equivoco?

— ¿Cómo te podrías equivocar Flora mía? —Sentí como si mi cuerpo me hubiera traicionado aún peor que Milca en esos días en los que mi corazón albergaba la esperanza de que Mike fuera gay. Quise en ese momento morir, y ser tragado por la Tierra hasta su núcleo. Así mi estupidez perecería de una vez por todas. Pero no, estaba destinado a permanecer más tiempo ahí del que mi razón me hubiera permitido.

Flora se había quedado un poco asombrada y espero también alagada por unos cuantos minutos. La tonalidad que tomaban sus mejillas me enloquecieron, y hasta ese momento tales impulsos jamás habían sido naturales en mí. Algo muy mal estaba pasando esa noche, y la verdad es que me agradó, y mucho, por más que esto quizás significaría un cambio rotundo en mí. Un cambio para bien, supongo.

Luego de nuestro pequeño lapsus, las rosadas aguas que simbolizaban casi con exactitud el océano en donde ambos nos habíamos sumergido parecían por fin estar calmándose. Fue tanto así, que nuestras calaveras lograron salir a la superficie y contemplar el universo que los rodeaba: ruido en exceso, comida que danzaba alrededor nuestro pero nunca lo suficientemente valiente como para acercarse, cabelleras rubias, rostros finos y hermosos, y uno que otro show a modo de entremés por parte de los estirados de la alta sociedad limeña a solo unas mesas de distancia. Todo este evento era en realidad un circo, un circo muy bien armado y dirigido, donde luego bajo nuestras propias conclusiones, todos los actores —y ganadores— estaban —y había— pagado una generosa suma para montar la carpa.

Una melodiosa voz me rescató de mis íntimos pensamientos y me ayudó a recobrar el sentido de lo que verdaderamente importaba en ese momento: Flora. Ni mi capacidad cerebral o una supuesta memoria fotográfica adherida a mí ser es capaz de reproducir con exactitud todo lo compartido entre ella y yo. Los temas eran variados, y en demasía. En un primer instante estábamos hablando sobre la captura de Rómulo León y en un segundo latido de corazón ya estábamos expresando nuestra posición sobre el polémico encarcelamiento de la conductora Magaly Medina.

La hipnotizante neblina en la que mi torpe cuerpo se encontraba perdido permitía, quizá, que mis comentarios más que chistes le causaran gracia al punto en que las carcajadas escapaban de su garganta. ¿Y si todo el tiempo fui simplemente yo? ¿Había sido capaz el viejo Mateo de renacer de las cenizas que quedaron del oscuro fuego que él mismo había ayudado a producir? ¿Cómo pudo hacerme eso? ¿Cómo pude hacerme eso? Necesito respirar.

— ¿Me das un segundo? Necesito ir un rato al sanitario. Te prometo que vuelvo cuanto antes —retiro lo dicho, no estoy para nada seguro—. Tan sólo espérame.

—No te preocupes, Matt. No pienso irme a ningún lado —demonios, cómo se me antoja probar su chocolate.

Me dirijo hacia el sanitario, tengo que hacer esto lo más creíble posible. Diablos, ¿podrían todos dejar de mirarme? ¿Soy tan horrible, acaso? Genial, mi murmullo no fue escuchado por ninguno de los alucinados que se reían a mis espaldas.

— ¿En qué mierda estás pensando? Cualquiera puede flirtear con chicas, cualquiera excepto tú. ¿Dónde está todo ese rollo del orgullo gay y de que también merecemos a un príncipe azul o al menos a un cobarde enamorado?

Estoy desorbitado frente al espejo del improvisado baño y no dudaría en tirarme un disparo en la sien si tuviera una calibre .45 a mi alcance. Siento otro vómito de protesta haciendo vibrar mis cuerdas vocales y me rindo ante él.

—Lo mismo digo sobre todas esas charlas en la Confirmación. ¿Tú en serio crees que Mateo hubiera seguido yendo si no se sintiera interesado? ¿Si no deseara cambiar el desordenado estilo de vida que tiene y ser verdaderamente feliz?

— ¡Ese fuiste tú! —te atraparon—. Tú fuiste quien lo manejó como un títere a tu desquiciado antojo y lo llevaste hasta allá, sólo para que al final saliera más dolido de lo que ya estaba, para que dudara y se odiara aún más. ¿O no recuerdas aquella vez en la que amenazó a Javier en retirarse si es que no dejaban de atacar a él y a su raza?

— ¡Calla! La homosexualidad no es una raza, y si lo fuese, yo mismo me encargaría de que dejara de serlo. Es impresionante hasta qué punto tu egoísmo puede llegar. Negarle la oportunidad de iniciar una relación con una linda e inteligente chica sólo para satisfacer tu hambre sexual. Eres un enfermo.

— ¿Ahora me dices eso a mí? Veo que tu memoria es igual de limitada que tus argumentos, Mateo el Fénix. Creo que es el momento de recordar cuántos bellos poemas e historias se produjeron en base a su amor a los chicos. ¿O ya te olvidaste de Marco, Mariano o Mauricio? Pueden haber sido sus más dañinos romances en solitario, pero aún así marcaron su vida como no tienes idea. En serio, no tienes idea.

Punto para Mateo el Valiente.

—…

—Y eso que estamos dejando de lado a Javier… Sabes tan bien como yo lo mucho que luchó, lucha y luchará Mateo por contener sus instintos, por no dañar a su mejor amigo, a la persona por la cual su mundo no apesta tanto a putrefacción e infelicidad. Él es tan humano como cualquier otro ser bípedo y que razona. No le niegues el derecho de encontrar a aquel ser que lo complemente y haga que todo este laberinto encuentra su solución. No me importa si es hombre o mujer, sólo quiero que sea feliz, verdaderamente feliz.

—Si es ese tu verdadero deseo y sincera intención, entonces te los concederé. Dejaré de presionar a… Matt —gracias, supongo—, y le permitiré volver a nacer. Mateo el Uno, cortaré las cuerdas que te ataban a mí, confío en que tú solo podrás encontrar la solución. No nos llamamos inteligentes por simple orgullo, en verdad lo somos.

Fue entonces cuando me di cuenta que todo este tiempo había sido yo. Yo había sido el que me había rehusado a querer al sexo opuesto. Yo había sido quien le había negado los besos a Melinda, o quien le había otorgado mi devoción a Manolo. Fui yo y mi esquizofrénico ser los que habíamos ahogado al verdadero Mateo. A los verdaderos Mateos.

Decidí dirigirme una última vez a ese chico en el espejo que me miraba fijamente, recordándome a un ave de rapiña que escucha pacientemente el corazón de su presa hasta que este deja de latir. Contrario a todo lo que desgraciadamente me ha tocado vivir, el brillo que producían sus ojos era hipnotizante y escasamente perturbador. El ave de rapiña reencarnada en mí sólo esperaba que el antiguo yo muriese de una buena vez, y que yo resurgiese, como si las aves fénix cantaran en nuestros oídos.

8 comentarios:

[ [EBP]] dijo...

Me sigue gustando tu historia tío, y espero de todo corazón que el buen Mateo le meta su chapecito rico a la buena Flora ;-)
Mateo, Mariano, Mauricio, Marco, Milca, Manolo.. M-etc... Y Flora... escribiste a propósito el nombre con otra letra que no sea M para acentuar (más aun) que era recontra especial?.. si fue así, me pareció bacán la idea, si fue casualidad que importa, igual quedó chévere.. jeje

hpereyraf dijo...

Hay q hacerte famoso jajaja ... he llegado aka del blog de mi Macito (mi? dios q sensación de pertenencia) anyway ... leeré desde el comienzo para no perderme.

Franco dijo...

Dudo que alguien más me comente, asi que mejor lo hago de una vez por aquí.


Atinaste, EBP, me resultaste inteligente. Flora es especial, ya que no pertenece al mundo de eme de Mateo. Créeme que no fue fácil encontrar nombres que a Mateo le gusten con una conexión de internet que se iba cada 3 minutos.

Y para Lemon Guy, supongo que todos queremos ser leídos, o al menos, notados. Tu Macito? Dios mío, supongo que felidades? (:

Damian dijo...

no te importa que lo imprima porq sinseramente creo q me gustaria mas si lo leo tranquilo y no en una cabina de internet, leere los tres de corrido al llegar a lima

Franco dijo...

Damian, con tal que no me piratees, todo tranquilo.

Azucena Oré Vereau dijo...

Tú y tus yos. Me gusta como escribes. Mucho mucho

Sigue escribiendo pues!!

Franco dijo...

Gracias, Suu.

Espero que hayas leído todo completo.

Anónimo dijo...

Me gusta como escribes y como declaras los sentimietos que te fluyen... me perdi al principio, retome el inico y ya capte la forma... felicidades me gusto.
La M dice mucho.

a ver como continuas, esperare.